Devocionales del 22 de Diciembre al 26 de 2008
22 de Diciembre
Deseo de diciembre
Lectura: Apocalipsis 22:1-5
Diciembre es un mes en el que la gente celebra milagros. La tradición judía de la Janucá —la fiesta de las luces— conmemora el momento en el que una pequeña cantidad de aceite duró ocho días y mantuvo encendida la luz en el templo sin extinguirse. Y la Navidad celebra la venida de la «Luz del mundo», Dios en forma humana, Jesús.
Generalmente se piensa en un milagro como algo que contradice la naturaleza. Pero un verdadero milagro es el poder sobrenatural de Dios que se introduce en nuestro mundo de una manera que contradice las leyes de la física tal y como las entendemos.
Parece que en diciembre hay más entre nosotros que están dispuestos a abandonar la incredulidad y abrigar la posibilidad de que la «naturaleza» no es la autoridad final. Incluso los no religiosos anhelan milagros. En lo más profundo, todos quieren creer que la oscuridad, la enfermedad y la muerte pueden ser derrotadas.
Tal vez lo más maravilloso acerca de los milagros es que representan la naturaleza de Dios de hacer lo sobrenatural. Los capítulos finales de las Escrituras nos aseguran que este «deseo de diciembre» de que todos estén bien se hará realidad: «Y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor» (Apocalipsis 21:4). Un día, Dios pondrá fin al gobierno antinatural de Satanás e iniciará Su reinado justo como el legítimo Soberano del universo. —JAL
Un milagro no necesita de explicación para los que creen en Dios; para aquellos que no creen, no hay explicación suficiente.
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