Devocional Julio 4 de 2009
CARTA A JESÚS
Señor:
Cuando a ti clamo en oración pidiendo misericordia y descanso, encuentro en tu presencia el refrigerio que mi alma necesita.
Solo tú conoces las pruebas que en ocasiones quieren mortificar mi vida. Más cuando comienzo a adorarte, el aire cambia y el ambiente convoca tu presencia. Es entonces cuando la atmósfera se satura y se llena de tu plenitud. Tú consuelas las angustias y el quebranto de mi corazón fatigado. Clamo porque tu fuego descienda, pues tú eres todo lo que mi alma anhela y espera. Son disipadas las tinieblas ante tu luz radiante. En ti deposito mis ansiedades y mis cargas se sienten más livianas porque sé que me escuchas y tomas el control.
¡Dios yo te amo tanto! Eres el brillo en mis ojos y la sonrisa en mi cara. Cuando paso contigo tiempo en oración y mi corazón se eleva y te adora, siento que el tiempo se detiene y que tan solo somos nosotros. Los minutos pasan con tal rapidez y mi alma se conmueve al sentir tu sublime amor rodearme y tu paz cobijarme. Tu Espíritu Santo me cautiva y también me conforta. Cuánto consuelo encuentro cuando a veces te planteo preguntas o te reclamo en mi desesperación y me haces comprender tus designios para conmigo.
Cuando a ti humillada gimo y te detallo mis temores, preocupaciones, congojas, quimeras y esperanzas. Siento algo especial porque teniéndote a ti, tengo lo que me alcanza para continuar hacia adelante luchando y perseverando. Hoy quiero agradecer tu paciencia, pero más que nada el que siempre estés ahí no tan solo para mí, sino para todo aquel que te necesita. Dame fuerzas para siempre seguir buscándote. Ilumíname con tu sabiduría para transitar el buen sendero y sostenme con tu gracia para siempre glorificarte.
Amén.
De tu hija que siempre te ama,
Autora: Brendaliz Avilés
No hay comentarios:
Publicar un comentario