30 de septiembre de 2009

Devocional Septiembre 30 de 2009

Un buen soldado
Leer | 2 Timoteo 2.22-26
Un buen soldado es un siervo. Además de actuar en pro de su país en situaciones de combate, está llamado a ayudar a la población del lugar, liberar a los prisioneros y mantener la paz dentro de las filas. Debe pensar más que en su seguridad. De igual manera, la tarea del soldado cristiano incluye cuidar a los que trabajan a su lado.
El soldado cristiano protege la unidad de la iglesia. Las iglesias se dividen tanto por asuntos importantes como por cuestiones triviales. Lamentablemente, la mayoría de las divisiones son alarmantes peleas entre personas que deberían estar aliadas contra un Enemigo común. Pablo advierte a los creyentes que no deben ser pendencieros, sino resolver sus diferencias con amabilidad, y mostrar paciencia cuando sean ofendidos. Además, una corrección cordial y amorosa puede muchas veces sanar las heridas en la iglesia de hoy.
El soldado cristiano rescata a los cautivos del pecado. Una afable reprensión también es útil cuando hay que hablar a hermanos creyentes engañados por el diablo. Así como los hombres y las mujeres de una unidad de combate se protegen unos a otros, nosotros debemos cuidar de nuestros hermanos en la fe. O, como dijo Pablo, “que amonestéis a los ociosos, que alentéis a los de poco ánimo, que sostengáis a los débiles” (1 Ts 5.14). La orden permanente que tenemos es mostrar a Jesús al mundo, comenzando por nosotros mismos (v. 13).
Si bien, los creyentes se deben cuidar los unos por los otros, la prioridad absoluta de un soldado-siervo debe ser tener una actitud espiritual. Responda usted a los guerreros espirituales como lo haría Cristo, leyendo, estudiando y haciendo suyos los preceptos de la Palabra de Dios.

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