15 de octubre de 2009

Devocional Octubre 16 de 2009

El éxito a la manera de Dios
1 Corintios 2.9, 10
El apóstol Pablo se esforzaba siempre por ser y hacer todo lo que Dios quería. Este antiguo enemigo de los cristianos se convirtió en un apasionado obrero del reino que tuvo éxito en todas las tareas asignadas. Para experimentar el éxito, necesitamos tener:
Claridad. Pablo conocía las ciudades clave que tenía previsto visitar en cada uno de sus viajes misioneros. Su objetivo era compartir el evangelio y formar iglesias en cada una de ellas. Cuanto más claramente pueda usted visualizar el objetivo, más sensible será a las oportunidades de lograrlo. Además, se volverá más consciente del momento perfecto de Dios. En el primer viaje de Pablo a Éfeso, la gente lo invitó a quedarse, pero él no quiso hacerlo (Hch 18.20, 21), a sabiendas de que tenía que ir a otros lugares. Sin embargo, cuando pudo, regresó y se quedó allí por dos años, enseñando y desarrollando la fe ellos (Hch 19.10).
Dedicación. Pablo estuvo plenamente dedicado al plan de Dios de difundir el evangelio en el mundo gentil. Valoraba tanto su salvación, que quería compartirla con aquellos que no conocían a Cristo. Su profundo agradecimiento le dio una pasión para llevar a cabo el plan del Señor. Pero tal fervor santo no fue exclusivo de Pablo. La Biblia está llena de historias de hombres y mujeres comunes y corrientes que consagraron sus vidas para que el plan del Señor se cumpliera en ellos.
Al igual que el apóstol, asegúrese de buscar a Dios cada día para no extraviarse del camino que Él ha elegido para usted. Pida el poder del Espíritu Santo para dejar atrás sus temores e inseguridades. Permita que Él le enseñe y dirija (Jn 14.26). Él logrará más en y a través de usted, de lo que pudiera imaginar.

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