Devocional Junio 4 de 2011

En las muchas palabras no falta pecado; Mas el que refrena sus labios es prudente. Proverbios 10:19

BALA PERDIDA

Uno de los daños mas comunes en las relaciones interpresonales es el producido por el mal uso de la lengua. Es un pequeño miembro de nuestro cuerpo, pero dice la Biblia que es capaz de realizar grandes proezas asi como grandes tragedias (Santiago 3:5) Los españoles dicen que "mas mato la lengua que la espada". En verdad, ¿quien no ha ofendido alguna vez a alguien con comentarios acidos? (Santiago 3:2) Aquel que pueda decir que nunca ha tenido que retractarse de sus palabras, seria, entonces, alguien perfecto. Personalmente creo que no existe tal hombre. Nadie puede domar su propia lengua (Santiago 3:8).

Hombres y mujeres capaces de controlar a millones de personas, pierden los estribos en una acalorada discusion y sucumben bajo la verguenza de ver que no han podido gobernarse a si mismos. La lengua esta en un lugar humedo ... resbala facil. No te apresures a hablar. Oye, piensa, procesa, vuelve a pensar y luego habla. Y al hablar escoge bien las palabras que vayas a usar.

Las palabras son el estuche de los pensamientos, y asi nadie va a comprar tu producto si lo envasas con una etiqueta equivocada, de la misma manera nadie va a comprender tu mensaje o va a malinterpretar con las peligrosas consecuencias que esto significa, si no usas las palabras apropiadas para comunicarte.

El que habla sin pensar es como el que dispara sin apuntar. No le acierta a nada o, lo que es peor, le acierta al blanco equivocado. Si te ves a diario involucrado en situaciones confusas en las que tienes que estar pidiendo perdon a uno y a otro por lo que has dicho, necesitas, urgentemente, educar tu lengua. Dios te dio dos orejas y una boca para que escuches el doble de lo que hablas. Dice Proverbios, que "Aun el necio, cuando calla, es tenido por sabio, Cuando cierra los labios, por prudente."

No dispares al aire. Ahorra palabras, acierta el blanco y deja que el Espiritu Santo de Dios controle tu lengua. Al fin y al cabo, El es Quien la creo y la puso alli y sabe mejor que nadie, como debes usarla.

EL QUE HABLA SIN PENSAR ES COMO EL QUE DISPARA SIN APUNTAR.

Tomado de Una Pausa en tu Vida