Devocional Junio 9 de 2011
"En los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios." 2 Corintios 4:4
LADRON DE LO PROPIO
Carlos entro sigilosamente en el garaje, sin encender la luz abrio la puerta posterior del vehiculo, con gran presteza corto los cables que conectaban el equipo de audio del automovil, ya con su motin en mano, dejo la vivienda y se perdio rapidamente por las sombras de la noche en aquel barrio neoyorquino.
Su suerte duro poco pues a la vuelta de la esquina, un patrullero le intercepto, la policia le detuvo y confisco el producto de su robo antes de que lo vendiera por unos pocos billetes. Una vez en el destacamento, rastrearon el auto al que pertenecia ese aparato gracias a un microchip insertado y luego rastrearon al dueño del vehiculo y su domicilio.
Fue grande la sorpresa del oficial al constatar que tanto el nombre del propietario como su direccion coincidian con los datos del detenido. Es que en estado etilico y bajo efecto de las drogas, Carlos Paredes habia entrado a su propio domicilio y despojado a su propio vehiculo. No pudo ser detenido. No habia incurrido en ningun delito, no se considera un robo tomar algo que es propiedad personal, aunque sea en semejantes circunstancias.
Lo cierto es que esta ironia se repite vez tras vez en varios hogares sin que quede sentado en los archivos policiales. Si. Le robo lo que le pertenece a mi propia familia cuando malgasto el dinero de la leche de mi bebe en una apuesta de poker, cuando destino el tiempo que pertenece a mis hijos pasando horas frente a un televisor que me cautiva. Cuando robo la inocencia del rostro de mi hija abusando sexualmente de ella, al entregar mi cuerpo, mis ojos o mi mente a otra mujer que no es mi esposa robandole, asi, la confianza que me tuvo por años. Ladrones de lo propio, destructores de aquello que contruyeron; asesinos de la vida que ellos mismo concibieron.
¿Donde queremos llegar? Necesitamos, urgentemente, quitarnos la venda de nuestros ojos para darnos cuenta del desenfreno en el que estamos viviendo, y eso, solo puede lograrlo Cristo.
HAY HOMBRES TAN NECIOS QUE DERRIBAN, CON SUS PROPIAS MANOS, AQUELLO QUE CONSTRUYERON DURANTE TODA SU VIDA.
Tomado de Una Pausa en tu Vida
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