21 de septiembre de 2011

Devocional Septiembre 22 de 2011

"Humillaos delante del Señor, y él os exaltará." Santiago 4: 10
SABIDURIA DE GALILEO
En el año de 1.633 el Papa Urbano VIII, quien pretendia ser el aspientisimo e infalible vicario de Cristo, haciendo alarde de su "sabiduria" mando encarcelar a Galileo porque este enseñaba que la tierra giraba sobre si misma y a la vez alrededor del sol.
Para salvarle la vida, despues de haber sufrido durante muchos, muchos meses en los calabozos de la inquisicion, se le hizo salir pensando que la prision habia quebrantado su fe. Pero al ver que Galileo aun conservaba sus ideas, el Papa lo mando a la camara de tormento, donde el pobre anciano sufrio muchas veces, con estoicismo, el suplicio de la cuerda.
Al fin, quebrantado y vencido por los sufrimientos fisicos y morales, fue obligado a abjurar en esta forma: "Yo, Galileo, a los setenta años de edad, arrodillado ante sus eminencias y teniendo ante mis ojos los Santos Evangelios que toco con mis propias manos, abjuro, detesto y maldigo el error y la herejia del mivimiento de la tierra"
La justicia Divina y la sabiduria que Dios ha trasmitido a los hombres, han exaltado a Galileo colocandolo entre los sabios mas ilustres que el mundo ha conocido, y han humillado al altivo Papa Urbano VIII colocandolo entre los hombres mas presuntuosos e ignorantes de la tierra.
En verdad, el sostener que la opinion propia es solo la valedera y todos los demas estan equivocados, es una de las peores tragedias de la vida. Dice la Biblia en Proverbios 3:7 "No seas sabio en tu propia opinion; mas bien, teme al Señor y huye del mal"
El tiempo es el factor principal para exaltar al sabio y humillar al orgulloso. Por eso dice la Biblia: "Humillaos ante la poderosa mano del Señor y El os exaltara cuando fuere su tiempo". Aquel que nos trajo la verdad mas excelsa de todos los tiempos, enmudecio y no abrio su boca y hoy millones son renacidos por su evangelio.
EL SILENCIO DE SABIO HABLA MAS QUE EL DISCURSO DE MUCHOS NECIOS
TOMADO DE UNA PAUSA EN TU VIDA
Nota Aclaratoria Encilopedia Catolica - Abjurar:
Una negación, desmentimiento o renuncia bajo juramento. En el lenguaje común eclesiástico este término se restrinje a la renunciación de la herejía por el herético penitente, a fin de poder reconciliarse con la Iglesia. La Iglesia siempre ha demandado tal renunciación acompañada por una penitencia apropiada. En algunos casos la abjuración era la única ceremonia requerida; en otros, la abjuración era seguida por la imposición de manos o por la unción, o por ambos (por la imposición de manos y por la unción). San Gregorio el Grande (590-604 d.C.) en una carta (Epistolae, lib. XI, Ep. lxvii, P.L., Tom. LXXVII, Col. 1204-08; Decret. Gratiani, Pars III, Dist. iv, c. xliv) a Quiricus y al Obispo de Iberia concerniente a la reconciliación de los Nestorianos, establece la práctica de la Iglesia temprana a este respecto. De acuerdo al testimonio de San Gregorio, en casos en los que el bautizo herético era inválido, como con los Paulinistas, los Montanistas, los Catafrigios (Conc. Nicaen., can. xix, P.L., II, 666; Decret. Gratiani, Pars II Causa I, Q. i, c. xlii), los Eunomianos (Anomoeans) y demás, la regla era que el penitente debía de ser bautizado (cum ad sanctam Ecclesiam veniunt, baptizantur). Pero cuando el bautismo herético era considerado válido, los conversos eran admitidos a la Iglesia, ya fuera por haber sido ungidos con crisma (aceite de olivo con pequeñas cantidades de bálsamo), por la imposición de manos, o por la profesión de fé (aut unctione chrismatis, aut impositione manus, aut professione fidei ad sinum matris Ecclesiae revocantur).

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