Devocional Octubre 2 de 2009
La búsqueda de Dios y la oración
2 Crónicas 20.1-3
En el reinado de Josafat, un enorme ejército se reunió para atacar a la nación de Judá. La respuesta de Josafat a la situación puede orientarnos en el manejo de nuestras crisis.
La Biblia dice que el rey “humilló su rostro para consultar a Jehová” en oración (v. 3). Así también nuestra mejor respuesta, cuando enfrentemos dificultades, es clamar a nuestro Padre celestial. Como hijos de Dios, podemos estar seguros de que Él nos ama y se interesa por los detalles de nuestras vidas. Por medio de la cruz, Dios instituyó un pacto nuevo para los que ponen su confianza en el Señor Jesús (Lc 22.20). Él aceptó perdonar nuestros pecados, adoptarnos en su familia, y velar por nosotros. Esta salvación no depende de nuestras buenas acciones, sino de la obra terminada de Jesús, quien murió en nuestro lugar (Ef 2.8). Dios también envió su Espíritu a vivir en nosotros como prueba de nuestra salvación, y para estar siempre con nosotros. Él está interesado en cada aspecto de nuestras vidas, y promete escuchar nuestras oraciones.
Josafat estuvo preparado para esta crisis porque había desarrollado el hábito de buscar al Señor en diversas situaciones (2 Cr 19.3). Si queremos estar preparados para lo inesperado, entonces debemos disciplinarnos para buscar a Dios cada día, reconociendo su señorío y nuestra dependencia de Él.
Mediante el examen de nuestros pensamientos y hábitos de vida, podemos saber si nuestra atención está puesta en el Señor o en otras cosas. Si iniciamos nuestro día pensando en Dios, no en nuestros planes, y si leemos con regularidad la Biblia y la ponemos en práctica, demostramos tener un corazón que busca al Señor.
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