"He aquí, tú amas la verdad en lo íntimo,
Y en lo secreto me has hecho comprender sabiduría." Salmo 51: 6
SE SINCERO
Dios no ha exigido nunca que sus criaturas sean perfectas. Ese argumento, el de la perfección, es el que muchos sostienen en contra de Dios. Basandose en eso, algunos se esfuerzan por ser aceptados, por convencer o impactar a Dios con su perfecta impecabilidad ficticia. Otros, en cambio, abandonan frustrados la tarea y sienten que nunca podrán llegar a satisfacer las demandas divinas.
Ni la una ni la otra son verdad. Sinceridad mas que impecabilidad es lo que Dios busca. Esta lección la aprendió en carne propia el apóstol Pedro. El se sentía el mejor de todos. fue una de los primeros seleccionados, pertenecía al grupo de los tres mas cercanos a Jesús, confeso a Cristo cuando los demás quedaron en silencio. Si había alguien que se sentía perfecto, ese era Pedro, el arrogante.
Nunca pensó que necesitaba ayuda. Hasta que un día, calentandose en un fogón, alzo la mirada entre el calor de las llamas y se encontró con la de su Maestro la cual le partió el alma. Mientras un gallo cantaba por segunda vez, se cumplía la profecía de Jesús tocante a su negación cobarde: "Y Pedro dijo: Hombre, no sé lo que dices. Y en seguida, mientras él todavía hablaba, el gallo cantó. Entonces, vuelto el Señor, miró a Pedro; y Pedro se acordó de la palabra del Señor, que le había dicho: Antes que el gallo cante, me negarás tres veces." Lucas 22:60-61.
Son esas miradas las que te deben hacer reflexionar. Ese momento preciso en que tu sabes que Dios también lo sabe y que es inútil intentar ocultarlo. "Desde los cielos miró Jehová; Vio a todos los hijos de los hombres; Desde el lugar de su morada miró Sobre todos los moradores de la tierra. El formó el corazón de todos ellos; Atento está a todas sus obras." Salmo 33:13-15
Mientras mas corras, mas se complica la vida. Pero mientras mas confieses, mas ligera se vuelve tu carga. David, el rey de Israel, lo sabia: "Mientras guarde silencio, mis huesos se fueron consumiendo por mi gemir de todo el día. Pero te confesé mi pecado, y no te oculte mi maldad, y tu perdonaste mi mi maldad y mi pecado" Amigo, recuerda que Dios no espera tu perfección sino tu honestidad.
NO HAY MAS NECIO QUE QUIEN INTENTA OCULTARLE A DIOS SU PECADO. ¡CUENTALE!
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