"No se deleita en la fuerza del caballo, Ni se complace en la agilidad del hombre.Se complace Jehová en los que le temen, Y en los que esperan en su misericordia." Salmo 147:10-11
LO IMPORTANTE ES EL BANCO
Miles de personas depositaban su dinero en las cuentas de uno de los bancos mas sólidos de Suramerica. No había que temer. Años de responsabilidad financiera avalaban la trayectoria de la institución. Las esperanzas de muchos accionistas y ahorradores estaban puestas en sus cuentas. Había pequeños y medianos inversores y estaban los otros, los que tenían un trato preferencial debido a sus abultadas cifras, con varios ceros a la derecha. Los intereses seducían a los clientes corrientes pero beneficiaban mas a los que tenían mas, eso siempre fue igual.
La catástrofe llego. Como en otros países con economías enfermas, el gobierno tomo la decisión drástica de congelar los fondos arbitrariamente para frenar la inflación que estaba carcomiendo la estabilidad económica del estado. Entonces, de un momento a otro, personas que habían amanecido sonrientes por la seguridad que su abultada cuenta bancaria les proporcionaba, que habían cálculos sumando cuanto dinero mas aumentaría hoy su deposito gracias a los intereses, que planeaban su próxima inversión, escucharon la noticia de la radio que comunicaba el quiebre del banco, la retención de sus fondos y, como si esto fuera poco, la devaluación de la moneda.
Ese mismo inversionista que amaneció seguro, acabo su día con una pistola en la cabeza y decidió quitarse la vida porque su banco había fracasado y junto con el, las inversiones de toda su vida. Lo realmente importante no es tanto la cantidad que tengas para invertir sino el banco en el que la inviertas.
Lo mismo pasa con la fe. Muchos dice que lo que importa no es el tamaño de tu fe, o la cantidad de cosas que puedas ofrecerle a Dios, sino que creas en la grandeza y seguridad de Aquel en quien la depositas, pues en El entregas el destino eterno de tu alma. Porque si tienes fe como un grano de mostaza, dijo Jesús, puedes alcanzar grandes metas. Recuerda: la grandeza de tus logros descansa en la grandeza de tu Dios, no en la de tu fe.
LA GRANDEZA DE TUS LOGROS DESCANSA EN LA GRANDEZA DE TU DIOS, NO EN LA DE TU FE.
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